viernes, 3 de octubre de 2008

"Desvarío Nº2"


Tenía hambre, pero no me quedaba chocolate, ni tampoco “cosas ricas”. Mi mente y nervios se alteraron, mis latidos aumentaron y mi piel casi arranco.
El teléfono suena, voces me dicen que vaya a un sitio que no me apetece y digo que no. Voy a ver la tele pero al instante la apago. Decido ir a comprar los caprichos que necesito. Al ponerme las botas encuentro una araña gorda, negra y peluda pululando por su interior, la recojo y la echo a la calle. Después me encuentro con que una araña exactamente igual me espera en el espejo del baño, la miro y le digo una incoherencia. Pienso en si llevarla de nuevo a la ventana o no, me decido por lo primero.
Ya preparada para salir atrapo mis llaves y sello la puerta. Me encuentro al odorífero vecino de enfrente, en cuya nariz tenía la famosa araña, (para mi grata sorpresa). Él me sonríe con su caries y sarro, pongo cara de situación y miro fijamente a su habitante.
Él parece no percatarse de nada y se va, pero avanzando como el insecto que lleva en su nariz, pululando por todas las escaleras del edificio.
Otros vecinos hacen su aparición pero ninguno le hace el menor caso. Finalmente decido no comprar nada, aquella visión me da nauseas. Abro la puerta de mi casa, pero triste de mí tronzo a la araña, justo al introducir la llave en la cerradura, (mal sitio eligió en última instancia). Sus patas rotas, su cuerpo aplastado, soltando un líquido nausebundo en el acero... Esa mezcla deforme de bicho asesinado involuntariamente me repugna. Arrojo las llaves al suelo, se sitúan en una esquina.
Finalmente me voy corriendo a tomar una coca-cola y automáticamente en el sofá de mi salón me quedo dormida.

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